Qué es lo primero que se debe hacer para empezar o volver a escribir. Escucho con frecuencia esta consulta de los participantes de la clase gratis Cómo surge la escritura. Pero cuando les respondo que deben dedicarle un espacio en sus vidas a escribir, veo unas caritas preguntándose en qué momento pueden hacerlo porque no les alcanza el tiempo, y los entiendo. Las responsabilidades y obligaciones personales y profesionales dictan nuestras prioridades, dejando las ganas de escribir en segundo plano o abandonándolas por completo.
Es verdad que dedicarse a la escritura significa estar frente a la computadora por horas escribiendo textos, libros o hasta posts para redes sociales. Pero no me refiero a esta realidad cuando hablo de destinar tiempo si la persona está empezando, saliendo de un bloqueo o volviendo a escribir después de mucho tiempo. Porque estaría pidiendo que salte etapas, para cuando la escritura y sus técnicas ya están más adaptadas al cotidiano y dedicadas a la producción de un producto final (textos, libros o posts para redes sociales).
Siempre les digo a los participantes de la clase gratis o cuando los alumnos arrancan el taller individual (Re)encontrá la Escritura que cada uno de nosotros tenemos una relación diferente con la escritura, y no podemos compararnos con los profesionales que escriben o con cualquier otra persona que ya tiene una cierta familiaridad con ese mundo. Entonces, para evitar la frustración por no alcanzar ese ideal de dedicarle horas y desistir de las ganas de escribir, tenemos que crear o mantener esa relación según nuestra realidad.
Y eso es posible con el uso del diario personal, una actividad que subestimamos fuertemente por creer que es algo exclusivo de adolescentes, y que ya no tenemos edad para esas cosas. En realidad, es un ejercicio que democratiza la escritura, porque no es necesario ser un escritor para escribir uno. Además, es una herramienta que nos enseñará a parar de juzgar y solo escribir, sin importar qué. Puede ser cómo fue el día, cómo nos sentimos, copiar una frase o la letra de una canción que nos gusta, algo que nos dijeron, desahogar una incomodidad.
Si bien su nombre nos da la sensación de que debemos escribir en él diariamente —lo que considero primordial, si es posible— no necesitamos verlo como una obligación diaria, sino como un compromiso con uno mismo para introducir la escritura en el cotidiano. Si no podemos hoy, será mañana o pasado mañana. Si solo tenemos una hora, media hora, veinte o diez minutos, no importa. Dediquemos el tiempo que tengamos disponible.
Y aunque no sepamos qué hacer con todas las anotaciones que escribimos, no tenemos que preocuparnos por eso en ese momento. Debemos seguir escribiendo para aflojar la mano y, una vez encontrada la constancia con paciencia y respetando nuestro ritmo, podemos pasar a la siguiente etapa de la escritura para aprender sus técnicas y luego producir un producto final. Hay que darle tiempo al tiempo de la escritura.
Rafa Aguiar
Este texto fue enviado originalmente a las personas que recibieron el newsletter Correo Ohlindero el día 24/9/2024.
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