Para mi, hablar de amigos en julio es hablar de saudade. Un tema que aún es nostálgico a pesar de las nuevas amistades que hice en los más de diez años vividos en Argentina. Nunca dejará de ser así porque, como cualquier persona migrante que extraña a su familia en días festivos, también extraño a mis amigos que dejé en Brasil.
Es verdad que nosotros los brasileños tenemos fama de amigueros. Que somos todos Roberto Carlos con un millón de amigos. No soy una excepción. También tengo muchos amigos allá (aunque no sean un millón), pero solo algunos pocos son capaces de hacerme agotar el stock de Carilina para el invierno en pocos minutos. Me refiero a mis amistades como la Gil-Caetano.
Los cantautores de la música popular brasileña Gilberto Gil y Caetano Veloso son amigos hace más de medio siglo. Se conocieron en Salvador de Bahía a través de un amigo en común y de inmediato empezaron a tocar juntos. El primer recital fue en 1964, junto a otros cantantes, y la primera vez que grabaron un disco juntos fue en 1968. Un disco que se transformó en un manifiesto musical del Tropicalismo – un movimiento que cambió la cultura brasileña, con la propuesta de redescubrir el país, sus valores, sus símbolos.
En 1969, fueron detenidos e “invitados” por la dictadura militar a irse de Brasil. Cuando volvieron del exilio, la hermandad musical de ambos siguió por años con más discos y recitales. En 2015, celebraron juntos 50 años de carrera con una gira por Brasil y el mundo. “Habitualmente digo que Caetano es el hermano que no tuve. No somos personas que conviven de forma muy intensa. Sin embargo, allí queda el espíritu de la amistad”, dijo una vez Gil durante una entrevista.
Él también explicó que esta amistad siempre fue de intercambio. Lo que uno tenía, completaba al otro como almas gemelas. Prueba de esto fue que en dos oportunidades Caetano amenazó con dejar la música, y Gil fue radicalmente contra su decisión, diciendo que, si hiciera eso, haría lo mismo. “Gil hablando era la propia música hablándome a mí”, explicó una vez Caetano, agregando que ambos tenían una “amistad de misión”.
Saudade. Una palabra en portugués para definir un sentimiento nostálgico que cambió de significado para mí gracias al algoritmo de Instagram que me presentó al psicoanalista y escritor brasileño Lucas Lujan que dice en uno de sus videos: “Sentir saudade es una garantía de que la vida, en aquel momento, hizo tanto sentido, fue tan buena para mi, que quisiera volver ahí." Y es hacia mis amistades Gil-Caetano adonde voy todo julio.
Rafa Aguiar
Este texto fue enviado originalmente a las personas que recibieron el newsletter Correo Ohlindero el día 16/7/2024.
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